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Mons. Reig Pla: «Misericordia con todos, también con los embriones»

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25 de febrero del 2016. El obispo de Alcalá de Henares (España), Mons. Juan Antonio Reig Pla, ha publicado una nueva carta pastoral bajo el título «Misericordia con…

Esta carta pastoral se inscribe en el corazón de la Cuaresma, en el contexto del Año Jubilar de la Misericordia y teniendo como horizonte la Jornada por la Vida que se celebrará el próximo mes de abril.

(Diócesis Alcalá) Al inicio de su carta, el Obispo de Alcalá de Henares recuerda que sus consideraciones «se hacen desde el respeto a todas las personas, proponiendo la verdad, de la que es testigo la Iglesia Católica, desde la misericordia y el amor».

Mons. Reig toma ocasión de una noticia publicada el pasado día 2 de febrero en la que se anunciaba que la «Autoridad de Embriología y Fertilización Humana» (HFEA) del Reino Unido ha aprobado una solicitud del equipo de investigación que dirige la Dra. Kathy Niakan del «Instituto Francis Crick» para renovar la licencia de la investigación de su laboratorio en la que se incluye la «edición de genes» en embriones humanos, es decir, la manipulación genética de embriones humanos.

La carta consta de diez puntos. En el primero apartado se afirma que «los embriones también merecen misericordia, son los primeros peregrinos indefensos cuya dignidad personal inalienable reclama que sean llamados a la existencia como consecuencia directa del abrazo conyugalPor ello, también es aplicable aquí la obra de misericordia «dar posada al peregrino». Esta posada no es otra que el vientre de la madre». Y en referencia a la fecundación in vitro, Mons. Reig se pregunta: ¿quién piensa en los millones de embriones de todo el mundo convocados a la existencia engulags de laboratorio y hacinados en campos de congelación a los que se les han cerrado las puertas de sus familias y de la sociedad?; y afirma «las placas de cultivo –donde se produce la fecundación– y los tanques de nitrógeno líquido –donde son confinados los embriones– son también periferias existenciales».

En los apartados dos y tres Mons. Reig explica algunos detalles de la autorización que se ha aprobado en el Reino Unido para manipular genéticamente embriones y ofrece algunos textos del Magisterio de la Iglesia Católica sobre la experimentación con seres humanos, también en estado embrionario.

En los puntos cuatro y cinco recorre algunos casos conocidos de experimentación ilícita con seres humanos. En el apartado seis Mons. Reig resume, a la luz de la antropología adecuada y de la revelación, qué tienen en común todos los seres humanos.

En el apartado siete el Obispo expone algunos ejemplos de leyes españolas en la que se conculcan los derechos más elementales de los seres humanos en estado embrionario: el derecho a ser concebido como consecuencia del abrazo conyugal entre legítimos esposos, el derecho a la vida, el derecho a tener un padre y una madre conocidos, etc.

En el apartado ocho Mons. Reig explica que «el Papa Benedicto XVI afirmaba que «el libro de la naturaleza es uno e indivisible»; el Papa Francisco desarrolla el mismo concepto en Laudato Si’ con la expresión «ecología integral», lo mismo hizo el Papa San Juan Pablo II al hablar de la «ecología humana» en Centesimus annus. Sin embargo, todos tendemos a mirar la realidad atomizadamente - y así se procura que suceda desde el poder -, como si unas cosas no tuvieran relación con otras, como si todo fuera casual, como si el mal no estuviese organizado». «Que nadie se engañe, lo que contemplan nuestros ojos no es más que una de las muchas piezas del puzle de la estructura esclavista y de muerte que se está construyendo a nivel mundial. Injusticia social (con la síntesis del marxismo y el liberalismo), ecología idolátrica y fragmentada, anticoncepción, esterilización, aborto, «amor romántico», divorcio, «amor libre», técnicas de reproducción asistida, ‘pornificación’ de las relaciones personales y de la cultura, sexualidad sin verdad, usurpación deliberada de la filiación natural de los niños, manipulación hormonal / amputación y extirpación de órganos sanos / reasignación de la identidad personal (promovida sistemáticamente en los medios), eutanasia y suicidio asistido, manipulación de embriones, realidad virtual sustitutiva, etc., son solo una parte de los escalones, programados, científica y sistemáticamente, en orden a la de-construcción de la «identidad-misión», querida por Dios para el ser humano: en su unidad sustancial cuerpo-espíritu, en la diferencia varón-mujer, en la llamada a la comunión con el prójimo y en la vocación a adorar y amar, sobre todas las cosas, a la Santísima Trinidad».

Continua el obispo explicando que estamos ante «un ataque planificado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación y de la redención» en el que los poderosos aplastan a los débiles; «la arquitectura jurídica de muchos Estados - referida a la vida, al matrimonio y a la familia - se ha constituido en una gigantesca «estructura de pecado» (Cf. San Juan Pablo II, Encíclicas Sollicitudo rei socialis, 36-40 y Evangelium vitae, 24); lo mismo ha sucedido con buena parte de las instituciones internacionales, los partidos políticos y sindicatos mayoritarios y gran parte de los medios de comunicación, las ONG y las grandes empresas multinacionales». 

El nuevo objetivo que se pretende, explica el obispo, es el transhumanismo, el posthumanismo. Dice el obispo: «tras las fases previas de de-construcción de la familia, del matrimonio y del sujeto humano, el objetivo de los poderosos es, ahora, el transhumanismo, es decir, «producir», a medio plazo, un nuevo ser post-humano: mejorándolo genéticamente, incorporándole tecnología (loscyborg) y, por último, intentando «volcar» su conciencia en ordenadores. Se trata del sueño quimérico de la inmortalidad y de la superación de las barreras espacio-temporales propias de los que serán considerados «misérrimos seres humanos biológicos sin mejorar».

El Obispo de Alcalá de Henares explica aquí que «la ideología global subyacente, que está siendo sutilmente promovida en todo este proceso, es lo que se ha venido a llamar tecno-nihilismo, hija natural de la dictadura del relativismo»; «la naturaleza humana se torna así en un simple instrumento bioeconómico al servicio del tecnocapitalismo. La cuestión es clara: para maximizar el enriquecimiento de los poderosos y alcanzar sus fines (post-humanismo) la lógica de producción-consumo no debe tener límite moral alguno».

En el apartado nueve Mons. Reig ofrece una palabra de amor y esperanza a otras posibles víctimas de la industria-mercado de la reproducción asistida: los hijos nacidos por estos métodos, los padres, las mujeres a las que se «alquila su vientre», los jóvenes a los que se convence para que «donen» sus óvulos o espermatozoides y los profesionales de la medicina. Mons. Reig recuerda «que la acción inicua que cometen todos los que cooperan en la fecundación in vitro no afecta a la dignidad inalienable del niño así concebido, que es siempre una criatura amada de Dios, totalmente inocente del atentado cometido por otros contra la ley natural y la Ley de Divina»; al mismo tiempo el obispo propone a todos los que hayan podido errar en esta materia el aceite de la misericordia derramada por Dios a través del Sacramento de la Reconciliación.

Para terminar, Mons, Reig recuerda que «Jesucristo es el verdadero portador de esperanza», por lo que es necesario trabajar (oración y milicia) por «por el Reinado Social de Cristo», al tiempo que nos ponemos en manos de la Santísima Virgen María, Madre de la Vida. Sabemos que «la esperanza no defrauda» (Rm 5, 5), concluye.

 

 

 

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